Artesania

lunes, 26 de octubre de 2009

La alfarería de Trigueros

Trigueros tiene una larga tradición alfarera, si bien esta tradición ha estado vinculada principalmente a las fábricas de tejas y ladrillos, aunque se hacía en pequeña escala las piezas de alfarería doméstica y sólo para cubrir necesidades del pueblo. A este respecto son significativos los datos de los diccionarios de Sebastián Miñano, Pascual Madoz y Geográfico del Movimiento (Trigueros: Industria; muchas fábricas de alfarería y ladrillos..). Es en la actualidad, de los centros alfareros de la zona, el que muestra una mayor antigüedad e importancia y aún en la actualidad sigue siéndolo.

La transformación que ha sufrido esta industria ha sido profunda. Las fábricas de ladrillos y tejas, a menudo con gran número de operarios, se han mantenido hasta casi los años sesenta, si bien la competencia de la producción industrial, y la mayor rigidez en la reglamentación laboral, plantearon problemas a la mayor parte, con lo que la mayoría de los alfares tuvieron que cerrar, quedando muchos alfareros sin trabajo y ocupándose en otros oficios. Al mismo tiempo los que se mantuvieron se restringieron a la producción de piezas domésticas que tanto entonces como ahora tienen más fácil salida. Pero la falta de una tradición dedicada plenamente a la alfarería doméstica se aprecia en que la variedad de formas realizadas es muy escasa (ya algunas de muy moderna introducción). La técnica empleada en el modelado es poco desarrollada. En la práctica, el cuerpo de todas las piezas es parecido, variando sólo su tamaño, la forma de los trazos, las asas y otros aditamentos. Tampoco se realizaban piezas vidriadas, trayéndose los más necesarios, como orzas y lebrillos, de otros sitios, hasta los años cuarenta en que, con la llegada de Antonio Pérez, “El Maestro Bailén”, se empezaron a hacer. Hoy sólo se realizan él y uno de sus discípulos, Antonio Sánchez, desconociendo el resto prácticamente la técnica. 

La situación actual de los alfareros es crítica. En general, en todo el país desaparece la alfarería popular y tradicional de España, a pesar de que en los últimos años hay más demanda de los barros por parte del público nacional y extranjero. 

La antigüedad de los canales de comercialización; la situación precaria del sector en cuanto a asistencia técnica, condiciones de trabajo, falta de incentivos, aislamientos, etc., la introducción en el utillaje doméstico del plástico y otras materias sintéticas hacia este sector de tanto valor cultural hacen, como hemos dicho antes, que la pervivencia de la alfarería sea dudosa.
En Trigueros se está manteniendo a niveles familiares y sobre todo por el cabeza de familia. Las gentes jóvenes no quieren saber nada del oficio; el trabajo es duro y la compensación económica poca. Al no estar encauzada la distribución de la producción en buenos canales de comercialización y no tener las ventas seguras, el riesgo económico es grande. Esta inestabilidad en las ventas que tiene tiempos buenos aunque no tanto, la mayoría produce un rechazo de antemano hacia el sector que va a dejar a Trigueros sin alfares a pesar de que son muchos los vecinos que conocen el oficio y la mayoría jóvenes. 

La forma tradicional de trabajo se está limitando prácticamente a la producción masiva de una reducida variedad de piezas todavía funcionales: cántaros, macetas y dornillos de uso cotidiano en la zona, aunque el cántaro está también a punto de desaparecer. En la Exposición de Alfarería montada por el Ayuntamiento en la última Fiesta de los Toros, de los alfareros que expusieron ninguno tenía ya el cántaro en su producción habitual; sólo hacen el de pinche y muy poco. El vidriado (orzas, lebrillos y jarros) se mantiene por no tener competencia en una amplia zona de mercado y hay un nuevo tipo de piezas alfareras, no tradicionales en cuanto a forma y ornamentación, que tiene cierta aceptación por parte del público comprador. 

Ojalá este artículo lleve a mucha gente el deseo de conocer y comprar las piezas alfareras. Esta sería, a falta de una protección oficial, de una mejor organización entre ellos, etc., la mejor ayuda que pueda dársele. Queremos decir a todos los que se interesen un poco por este arte del tiempo y el espacio que en poco más de un decenio se extinguirá, acabándose con él, los últimos vestigios de un mundo rural, singular y curioso.

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